Señal de la Cruz
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en Ti espero, adoro y Os amo.
Señor y Dios Nuestro, ilumina nuestro camino para ser dignos hijos,
y muéstranos en Tu Santo hijo, José, el dulce y puro camino hacia Ti. Amén.
Querido San José, vos que sos mi amigo, que fuiste de Jesús Su Papá adoptivo, enséñame a tener una radiante fe. Vos sabés cuán difícil es a veces creer, cuán fácil para mí es caer. Los miedos, la razón, mi conveniencia, el mundo es para mí como granizo que me aleja de Jesús y Sus designios. Sabés cuántas cosas no comprendo, y podés leer en mi corazón cuando me oscurezco. Dame una fe viva, una fe que solo entienda que el Señor es mi Maestro, y que corrió por mí todos los riesgos hasta morir en el Madero. Que vuelva a creer, que le sea fiel y que persevere en Él.
Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Querido hermano, San José, ayúdame con este gran don, el don de los elegidos del Señor. Vos que la pureza supiste quardar y fuiste digno de tal confianza que el mismo Dios te dio a Su Esposa Amada, María. Yo puedo comprender cuánto latía tu corazón por aquella Mujer Purísima a la que te supiste entregar en corazón, alma y vida. Ella, que era tan preciosa por su presencia, lo era más aún por su santidad. Vos la supiste cuidar y amar de verdad como tierno y puro esposo. Custodia mi alma para que tenga pureza de pensamiento, palabra y obras. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
Querido San José, dame el don de la fortaleza. Enséñame que no hay adversidad que con Dios no se pueda alejar o cambiar. Dame la fortaleza de ánimo y de espíritu para hacer frente a los peligros de esta vida y saberlos llevar con la alegría de los que en Dios confían. Enséñame que cada obstáculo no es una amenaza sino una enseñanza. Que aunque a veces la cruz es pesada, Jesús junto a mí la arrastra, y que unidos venceremos, porque si Dios está conmigo a qué temo, qué cosas no puedo. Él camina conmigo en el Huerto y en el desierto y juntos vamos al Cielo. Hazme fuerte en mis batallas para que yo sea a Su semejanza y deje en esta tierra Su Huella Santa. Y como vos en Nazaret, Belén, Egipto y Jerusalén haz que con mi cruz pueda yo vencer. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San José, enséñame a los designios de Dios comprender, aún aquellos a los que mi corazón dice «no sé». Quita de mi alma esas dudas que producen amargura y haz que como un hijo confiado le entregue a Jesús mi vida, mi amor y mi trabajo para sentirme liberado. Y así como vos con fe comprendiste a María, haz que pueda comprender y me entregue a la Voluntad de Dios en mi vida, y lo que yo diga»no sé» también se lo entregue a Él, porque Él quiere tan solo mi bien. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San José, vos sabés cuánto me cuestan mis modos…y también conocer los tiempos. San José, aquieta mi alma para que tenga prudencia, que conozca y actúe del modo y en el tiempo necesario para que mis obras alcancen un buen fin. Que tenga un corazón prudente, para ordenar mi vida y otras vidas. Que mis miedos, enojos y ansiedades no ahoguen esta gracia. Haz que las contradicciones del mundo sean sanadas por este don, pues la prudencia es pariente de la fe y la esperanza que todo lo alcanzan y mueven montañas. San José enséñame a «prudentemente» mover montañas… Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San José, vos que amaste y que tanto lloraste pero supiste ver en la tribulación y el dolor de tus días la Gracia de las Manos de Dios que te abrazan y levantan. San José, que tantas penumbras, trabajos, miedos y riesgos soportaste en tu corazón. Que tantas preocupaciones te aquejaban: tu familia, el trabajo, los parientes, amigos y vecinos y también aquellos que los sabías tus enemigos, pero que con el escudo del amor y la espada de la Verdad, enfrentaste y ganaste. Haznos un corazón amoroso, donde el servicio, la bondad y la verdad brillen con alegría en nuestras vidas. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San José, dame un corazón paciente. La paciencia es la virtud de los Santos, porque nos hace abandonarnos en el Corazón de Jesús que es la protección y omnipotencia de Dios que se regala a los hombres. En medio de la adversidad, es entregar. Dame paciencia, San José, para saber esperar contra toda esperanza y para poder perseverar en medio de las tormentas. Dame paciencia cuando a Dios no vea, para poder hallar Su paz y entregar, porque Él siempre está y Su amor no me va a dejar. Él me vino a llamar y a buscar, Él me quiere de verdad y me va a ayudar. Dame paz para aceptar y cumplir Su Voluntad. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San José, vos sí que fuiste un hombre humilde. No por ser carpintero, pues ese oficio te hacía sabio. No por tus manos de trabajo, ni por tus logros humanos, sino porque sentiste de lo Alto el «llamado» y respondiste. Te vestiste siempre de «tu nada» frente a la Palabra en la que descansaba tu alma y a La que amabas. Llevaste una vida casta y sólo en Dios depositabas tu mirada para «escuchar» lo que Él te enseñaba y quitar también toda cizaña. Haz, San José, que yo también Le entregue «mi nada», para depositar mi corazón en Su Corazón Precioso. Ese Corazón Amante de los hombres que es Corazón de Padre, Hijo y Esposo y que nos llama a todos para entregarnos el Tesoro escondido, ese Tesoro que es el mismo Cristo y que nos lleva al Cielo prometido. San José, hazme humilde, siempre humilde. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San José enséñame tu alegría. Y cómo no vas a tener alegría si tu esposa es la Virgen María y tu hijo, Jesús, Dios, Rey y Señor de nuestras vidas. Cómo no vas a tener alegría al tener al Niño Jesús en tus brazos y mimarlo, sentir Sus abrazos y enseñarle, y morir en Sus Brazos.Cómo no vas a tener alegría si tu vida era confianza infinita en la Voluntad Divina, si por Ella hacías y deshacías y por Ella tu alma ardía. Enséname a orar para confiar y vencer en mi debilidad, para amar de verdad y cumplir siempre la Santa Voluntad. San José, fiel custodio de Jesús y María, custodia mi alma y mi hogar y haz que mi alma se encienda en el gozo de tenerte a vos como patrono. Amén
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.