Oh María, Madre mía,
hoy te pido que estés conmigo,
porque deseo alabarte de todo corazón
y poder siempre estar con vos.
Tú, María, que eres la Madre de la alegría
y que, en aquellos días, le decías a tu Pequeño Jesús
que temías por Su Dolorosa Cruz,
y Él solo te contestaba: “Madre Mía,
lo haré por el mundo, por su salvación».
Hoy, María quiero orar noche y día,
alabarte para toda mi vida y estar con vos y con el Santo Dios.
Y ofrecerte mi alabanza, mis ruegos y amor,
porque mi tesoro sos.
María, te pido llenes mi alma de Gracia,
para descansar en la Paz de Dios,
y acurrucarme en tu corazón.
Oh María, rogad por mí
y protegedme en esta vida.
Amén.