Señor no permitas que llene Tu Corazón
de amargura negándote o no mirándote,
ni que mis actos sean los de Judas, «el traidor».
Sino que en mi pobre rostro
se refleje aún cuando no lo merezco,
Tu Santo Rostro Señor,
que es el Rostro del Amor.
Que sepa buscar Tu Mirada
en la Eucaristía Santa
porque allí, Tú te guardas
para fortalecer e iluminar mi alma.
Que sepa acompañarte en el Calvario
como lo hizo María con purísimo amor y valentía
para así aliviar Tus heridas
que fueron hechas por culpas mías.
Amén.