Virgen Dulcísima,
me atrevo a prometerte
a hacer todo el esfuerzo
en no ofenderte más.
Yo te ofrezco
todos los dolores
y penas que tenga en este día
y en todos los días de mi vida
hasta en la hora de mi muerte.
Y termino pidiéndote conocerte más, saber amarte más, y sentirte más
para llegar a una vida de santidad.
Amén