María es la Gran Misionera de Dios, y en todos estos años de labor comenzó caminando a través de Cenáculos, primero en casas, luego en Iglesias, y finalmente en Parroquias y Catedrales.
Y recientemente, en su propio Santuario, la Iglesia de la Sagrada Familia, en Pilar.
La masiva cantidad de asistentes a los cenáculos comenzó generando Grupos de oración, que no solo oran, sino que se desarrollan en diferentes actividades del servicio al prójimo. Oración y trabajo. Pero, como Buena Madre, María se multiplicó a través de mas de mil Capillas peregrinas que dejando su origen en Argentina, se dispersan por Alaska, Australia, Estados Unidos y Canadá, como así por todo Latinoamérica, llegando a algunos países de Europa, a la India, Angola, Indonesia, Malasia, Irak y donde Ella siga su predica.
En esta época donde el contacto personal es tan diticil, se intensificaron en forma virtual estos encuentros, adaptando el servicio en medio de esta pandemia y surgiendo más grupos de oración, que Ella sorprendentemente fue suscitando.
Hoy, Nuestra Señora va más allá y ha comenzado a formar, teniendo como bases los grupos de oración, las Comunidades.
Las Comunidades se desarrollan desde la oración y el servicio, pero el Corazón de Nuestra Madre las gesta en la entrega y en la comunión, en la intimidad con el Señor y con sus hermanos. Las Comunidades son abiertas, para que los alejados, los abandonados, los heridos, los afligidos vengan.
El Soplo del Espíritu, se siente y se viva en un Nuevo Pentecostés que renueva, sana y lleva a la fe, por esa preciosa Puerta del Cielo, María.