Estamos en una época del año en la que nos llenamos de cosas, estamos a mil, y perdemos el foco. Con tantas cosas nos olvidamos del verdadero sentido y cuando nos damos cuenta, ya llega la Navidad y no nos pudimos preparar.
Estamos con exámenes, corriendo en el trabajo, organizando las vacaciones, pensando con quién vamos a pasar las Fiestas, yendo a comprar regalos… ¡tantas cosas! Es como si el mundo nos metiera en ese ritmo.
Pero… ¿está bueno que sea así? Entre tantas cosas nos olvidamos de lo que verdaderamente importa: encontrar esa Paz y Alegría que tanto anhelamos, y que no es ni nada más ni nada menos que el mismo Jesús quien llama a nuestra puerta y nos pide nacer en nuestro corazón.
Por eso, los queremos invitar a no perder el foco: a mirar y dirigir nuestro corazón al Salvador que está llegando. Imagínense una gran linterna, que cuando la encienden pueden alumbrar algo en particular y destacarlo del resto. ¿Vieron que cuando pasa eso automáticamente dirigimos nuestra mirada hacia ese «foco»? Bueno, que eso que alumbremos ahora sea el camino hacia La Navidad: la llegada de Jesús.
Esta época del año se llama ADVIENTO y es un tiempo de preparación ¿por qué? Porque así como nos preparamos para todo lo que «llega» en nuestra vida (nos preparamos para terminar el colegio, para empezar una carrera, para el nacimiento de un nuevo hermanito/sobrino/hijo, para alguna fiesta especial…) en este caso nos estamos preparando para la llegada de Jesús. Porque Él nos invita cada año a dejarlo nacer en nuestro interior, y también nos invita a que nosotros podamos «nacer de nuevo».
Por eso es tan importante hacer FOCO ya que estamos llenos de cosas para hacer, el año se termina y parece que todo se viene encima, por eso los invitamos a REPLANTEARSE ese tiempo, ¡a vivirlo diferente! Con alegría, con paz preparate el corazón para que Jesús venga a morar (venga a hacer «Su casita», Su hogar en nuestro interior).
¿Cómo nos preparamos?
Con la oración
Cuando le dedicamos ratitos a la oración estamos hablando cara a cara con Jesúsy con María. No importa si no nos sabemos oraciones largas, con una oración cortitaya estamos abriéndole nuestro corazón al Señor y Él nos va a ir preparando.
Hablémosle de forma sincera, contémosle de nuestro día como a un amigo.
El perdón
Cuando perdonamos abrimos nuestro corazón al otro, y eso trae una lluvia de Gracias para el alma. El perdón sana, y también contagia. Es una buena actitud, que si bien cuesta muchísimo, logra junto con la oración y la confesión, transformar nuestro interior. Pidámosle este don al Señor, acerquémonos también al Sacramento de la confesión donde encontramos Su Perdón y Su Gracia: Él limpia nuestra alma y nos da la Gracia de seguir adelante.
Haciendo buenas acciones
Aprovechemos este tiempo para estar especialmente atentos al otro: a un amigo, a alguien de nuestra familia, dentro de nuestra propia casa, o tal vez alguien que no conocemos.
Como en todo nacimiento preparamos un REGALO para el que llega, que en este tiempo nuestro regalo a Jesús, sea una buena acción hacia alguien: un gesto de perdón cuando sabemos que nos cuesta, una oración hecha con amor. Y como Dios todo lo multiplica…este regalo que nosotros le estamos dando, Él nos lo devuelve 100 veces multiplicado. Les aseguramos que cada buena acción que hacemos transforma nuestro corazón. ¡No sólo nos prepara para recibir a Jesús con un corazón lleno de paz y alegría, sino que también contagia y hace maravillas!
Este hermoso tiempo de preparación es como la vida que tuvieron Los Santos. To d a su vida fue una «preparación». ¿Por qué? Porque ellos siempre buscaron el BIEN. En la simpleza, en los buenos gestos, en agradar siempre a Dios.
Vivamos como ellos este tiempo de manera diferente: propongamos hacer solamente 1 buena acción (iojalá muchas más!), un solo gesto bueno de acá a Navidad. Simbólicamente, ese buen gesto que vamos a hacer representa un pedacito de pasto que vamos a estar colocando en el pesebre del Niño Jesús y que lo va a acolchonar para que esté más cómodo. La idea es que lo llenemos de buenas acciones así queda bien acolchonado y preparamos Su venida.
¡Les deseamos de corazón
una muy Feliz y Santa Navidad!