FIESTA DE REYES
Los invito a recorrer el cielo de los siglos y a encontrarnos en un camino…
La fresca brisa de la noche inunda el alma y nos embriaga llenándonos de paz.
La bóveda celeste ahora oscura, está tapizada de brillantes estrellas que parecen acompañar a una fabulosa caravana que pasa por aquel sendero. Hombres a pie y jinetes la forman. Todos ellos andando a paso solemne, pero hay Tres que se distinguen… Deben ser Reyes por su especial postura y sus lujosos trajes de sedas, brillantes y zafiros que resplandecen sobre ellos y forman un especial haz de luz que rodea su paso. En el firmamento se distingue una gigantesca bola de luz que opaca la belleza de todas las estrellas y que con una estela plateada ilumina la mirada de todos los hombres de la expedición: es la “Estrella de Belén”. Algunos pueden ver extasiados a un Ángel que lleva al precioso Astro.
Aquellos Majestuosos Reyes, llegaban de distintas y lejanas tierras, y se habían encontrado por misterio de Dios a orillas del Mar Muerto. Ellos supieron leer en el firmamento el Signo que Dios le enviaba a los hombres. Pocos habían comprendido la santa señal, pues no tenían sus corazones dispuestos en la oración y en la humildad para poder escuchar lo que Dios quería anunciar.
Aquellos Sabios Reyes eran hombres de contemplación, hombres que por sobre todo amaban y buscaban a Dios. A los Tres se les había revelado que el nombre de la estrella era “Mesías” y que anunciaba la llegada del Redentor.
Estos Santos Sabios no pensaron en el cansancio ni en los peligros, eran hombres de fe y con alegría salieron en búsqueda del Niño Dios que debía nacer. Cruzaron mares y montañas, y pudieron entenderse entre sí aun sin hablar la misma lengua, porque el Señor les obsequió a aquellos puros hombres la gracia del Pentecostés.
Y así…. luego de haber pasado por Jerusalén, llegaron a la pequeña Belén.
Los recordamos como Melchor, Gaspar y Baltasar, uno ya anciano y los otros dos más jóvenes, sus rostros aunque encendidos por un gran gozo y por la ternura de sus transparentes miradas, llevaban la huella de las tierras de las que llegaban: uno de piel clara, el otro más morena y otro de piel negra.
Se tratan con simpleza y amabilidad, a su alrededor se percibe una gran paz. Y esa paz que arrebata toda la peregrinación, comenzaba y crecía en el lenguaje de amor, que es la devoción por el conocimiento de Dios.
Cuando entraron al diminuto poblado lo inundaron con el ruido de camellos y caballos, y de aquel extraño sequito.
La Estrella Guía parecía que ardía al detenerse en una casita mitad piedra y mitad construida que en ese lugar había. Entonces los Tres Reyes Magos se arrodillaron frente a una escalerita y oraron, lo mismo hicieron todos sus acompañantes. Y se hubieran quedado allí orando si no hubiera sido porque con el ruido no quería despertar al Niño que vivía en aquella sencilla morada. Buscaron un lugar para pasar la noche y a las primeras luces del alba mandaron a un sirviente al pequeño hogar. Una vez anunciados y vestidos con los más lujosos atuendos fueron a visitar al Rey de Reyes, nacido en Belén.
Un amable y robusto hombre, José, los recibía y una dulce y hermosa Madre les presentaba al Niño Jesús que sonreía en sus brazos. Postrándose, le presentaron sus regalos: oro, incienso y mirra, pero por sobre todo le entregaron sus corazones.
Se sabe que los Tres Reyes Magos se llevaron del Niño Dios una especial bendición y que el Niño les mostró secretos de Su Sagrado Corazón. Los Tres Sabios depositaron este Tesoro para siempre en sus fieles e inocentes corazones. Y se convirtieron junto a los pastores en los primeros adoradores de Jesús, enseñándonos con ello que no hay ricos ni pobres para Dios, tan solo hombres que con pureza y fidelidad lo busquen y amen.
Volvieron más tarde a sus lejanos reinos, donde anunciaron hasta el final de sus días, que Dios se había hecho hombre y habitaba entre nosotros…
Queridos Reyes Magos,
¡les pedimos que en la Santa Noche de Reyes pidan al Niño Dios que haga Su casa para siempre en los corazones de todos los hombres!
Queridos hermanos:
¡Que la alegría de la Navidad nos inunde con un espíritu de amor y paz!
Reunidos junto al Pesebre celebremos en nuestra Iglesia esta hermosa Fiesta, siguiendo la estrella de Belén, que unió a los hombres junto al Señor, participemos de la Santa Misa y realicemos una reunión familiar para vivir esta Celebración en el amor y la adoración al Niño Dios.
Les damos algunas ideas para la Noche de Reyes (Noche del 5 de Enero), quizás ya las conocen, pero no hay que olvidarlas:
- Escribirle una carta a los Reyes Magos
Los niños tienen que contarle a los Reyes cómo se portaron este año aunque Ellos ya lo saben… y pedir no solo lo material, sino aprovechar para que reflexionen especialmente sobre las necesidades de los demás y las propias espirituales. - Poner los zapatos de toda la familia…
¡Bien lustrados junto a la ventana o la chimenea! No importa la edad que tengan, esperemos a los Reyes que dejan siempre regalos, algunos “invisibles”…son los espirituales, los más valiosos. - Para los camellos
Un bol con agua y un plato con pasto para los camellos. Que sean lindos, ¡son para los camellos de Reyes! - Para los Reyes
¡Un plato con ricas galletas! - Dejar encendida una pequeña luz
Algún “ángel” recuerde de preparar todo para que se vea el “paso” de tan Noble y Majestuosa Caravana a la mañana siguiente (vacíos quedarán los recipientes, algún pasto caído al olvido y migas de galletas… y algunas pisadas de barro que parecerán marcas de tazas embarradas…).
Niñito Jesús, venimos hoy a adorarte junto a los Santos Reyes Magos, y como no sabemos qué regalarte, te regalamos nuestro corazón para que lo hagas a Tu semejanza e ilumines nuestra vida llenándola de fe, amor y alegría, te lo pedimos a través del Corazón Inmaculado de María. Amén.
- Batir ligeramente 1 pote de 250 gr. de crema de leche, con 250 gr. de azúcar.
- Agregar tres huevos, uno a uno y luego 250 gr. de harina leudante. Perfumar con esencia de vainilla.
- Mezclar y colocar en un molde enmantecado y llevar a horno suave durante 50 minutos, se prueba introduciendo un cuchillo y sacándolo limpio, para ver si está cocinada la masa.
- Se la puede decorar con crema pastelera, frutas abrillantadas o frutas frescas, chocolate o dulce de leche y hay también quienes la rellenan con sabrosas frutas secas, como nueces y almendras, ¡Te lo dejamos a tu elección!
El significado de la Rosca es muy bonito, en algunos países se esconde un pequeño Niñito Dios dentro del pan y quien lo encuentre debe preparar la Fiesta de la Candelaria en su hogar.
El hecho de que el Niñito estė “escondido” en la rosca, recuerda cuando el Niño Dios se debió esconder del Rey Herodes y la preparación de la fiesta de la Candelaria cuando Jesusito tuvo que ser presentado por José y María en el Templo, a los cuarenta días de haber nacido como lo indica la Ley de Dios.
Las frutas y demás dulces de la rosca representan las joyas y regalos entregados al Niño por los Reyes Magos.