Oremos con con confianza a nuestro fiel amigo y custodio
Ángel de la guarda
dulce compañía
no me desampares
ni de noche ni de día
hasta que me entregues
en los brazos de Jesús y de María
Con tus alas me persigno
y me abrazo de la Cruz
y en mi corazón me llevo
al dulcísimo Jesús.