El Santuario de Nuestra Señora del Cielo es Iglesia Jubilar

Queridos hermanos, con inmensa alegría en esta Fiesta de la Sagrada Familia, queremos anunciarles que hemos sido instituidos por Monseñor Pedro María Laxague -Obispo de la Diócesis de Zarate Campana en Argentina- y en respuesta al pedido hecho por el Papa en este año Santo, como Iglesia Jubilar. De esta forma se replican en esta Santa Casa las bendiciones y Gracias que se otorgan en las Puertas Santas que se han abierto en las cuatro Basílicas Mayores en Roma.

El lema de este Jubileo, que de la Mano del Niño Dios se nos obsequia, es “Peregrinos de la Esperanza”. El Señor nos llama así a proclamar Su Presencia. ¡Alegrémonos que El Señor está con nosotros! El Emanuel ha llegado y viene a cobijarnos entre Sus Brazos, viene a ayudarnos y sanarnos, viene a liberarnos de todo lo malo en un mundo sufrido, oscuro y amargo, alejado de Dios.

Nosotros, como cristianos, estamos llamados con un mandato: ser resplandor de la Luz del Señor poniendo la Fe, la Esperanza y el verdadero Amor sobre toda la humanidad. Tomemos la Mano de Jesús y seamos ardiente Fuego de Dios sobre la tierra.

Sepamos que durante todo este Año Jubilar tenemos como gigantesca Gracia recibir la indulgencia plenaria, que representa el perdón de todas las penas temporales por nuestros pecados (el purgatorio) bajo las siguientes condiciones:  confesión sacramental, rechazo de todo pecado, Comunión Eucarística, oración por las intenciones del Papa, realizar actos de amor al prójimo y visitar un Templo Jubilar o Puerta Santa, como ha sido designado nuestro querido Santuario.

Vestidos de discípulos de Cristo caminemos con Él anunciando Su Reino y recordando que Jesús nos dijo “pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”. Llenos de gozo invitemos a todos al Santuario de Nuestra Señora del Cielo, Iglesia de la Sagrada Familia, donde El Señor en Su Providencia Infinita ha querido que sea hoy en nuestra Fiesta Patronal -Fiesta de la Sagrada Familia- que se haga este anuncio. Compartamos con nuestros hermanos la alegría de ser sanados y vivir con Dios en amistad eterna.

Repitamos con fervor la primera lección de Nuestra Señora del Cielo: “Alégrate que El Señor está contigo”.

Marta